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Relatos en el Aula Virtual

Los alumnos de 2 A y 2 B de ESO han creado relatos encadenados dentro del Espacio de trabajo de Lengua en el Aula virtual de EducamosCLM.


La actividad, diseñada por su profesora Laura Ramón, surgió a partir del propio temario del curso, puesto que uno de los contenidos es "Literatura e Internet". Para llevar a la práctica la creación de literatura en la red, se propuso a los alumnos redactar un relato encadenado de forma colaborativa.

El punto de partida de ambas narraciones fueron fragmentos de obras literarias de escritores cuyo centenario se cumple en este 2021, Carmen Laforet y Augusto Monterroso. A partir del párrafo inicial, un alumno debía continuar la historia cada día.

Mediante esta actividad, cada alumno ha sido al mismo tiempo lector y autor de literatura en Internet.

 

RELATO DE 2ºA

Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había sido anunciado y no me esperaba nadie...

(Comienzo de Nada, de Carmen Laforet)


Salí de la estación y allí me di cuenta de que no había nadie por la calle y la noche era muy oscura. Decidí ir a mi hotel porque no me encontraba seguro. Ya en el hotel los recepcionistas no hablaban y la gente tampoco, así que pensé: algo raro está pasando. Solamente el recepcionista señaló el ascensor y me dio la llave de la habitación. Por la noche le di vueltas a lo que podía estar pasando, pero tenía muchas hipótesis en la cabeza. Así que decidí descansar y ver si al día siguiente todo seguiría igual o cambiaría. (Adrián Alcántara)

Mientras descansaba recordé cómo me quedé allí, frente a la puerta del vagón número siete, mirando de un lado a otro repetidas veces. No, parece que nadie había ido a buscarme. Tomé la pesada maleta y me dirigí arrastrándola con fuerza hacia la salida de la estación de Sants. Era una noche bastante fría, el aire soplaba cada vez con más fuerza, y la niebla comenzaba a cegar mi vista. Y de repente sentí que unos ojos se posaban en mí, giré repentinamente y vi una extraña silueta observándome detenidamente desde lejos. La niebla no me permitía ver con claridad, así que decidí acercarme lentamente, a lo que la figura respondió huyendo mientras que torcía la esquina de la calle rápidamente. (Irene Arboledas)

Corrí detrás de esa silueta extraña, pero tropecé y cuando alcé la mirada se desvaneció entre la niebla sin dejar rastro. Más tarde fui a mi hotel, donde pude limpiarme la herida que me hice en la pierna. Cuando termine me fui a dormir. Al día siguiente me levanté temprano para irme a una entrevista de trabajo, por eso vine aquí. Anteriormente trabajaba en una agencia de viajes, cuando me llamaron y me ofrecieron un trabajo para dirigir una empresa. Yo acepté, claro, mi vida iba a mejorar mucho y además me pagarían de lujo. ¡Iba a ser jefa!, me hacía mucha ilusión, pero lo que me preocupaba realmente no era la entrevista sino la silueta que me encontré ayer mirándome fijamente. (Marta Arboledas)

Al día siguiente ya no me acordaba demasiado de lo de la silueta ya que seguramente no fuera nada, simplemente que no hubiera dormido bien el día anterior. Cuando llegué a la empresa me di cuenta de algo muy extraño: No había nadie. Al menos en la recepción, pero luego pensé que estarían de vacaciones o algo y me dirigí hacia el despacho de mi jefe. Supuse que estaría en lo más alto del edificio. Cuando llegué al piso 134 donde estaba su despacho abrí la puerta sin pensarlo y no os imagináis lo que vi: ¡la sombra estaba ahí! Rápidamente me acordé de la entrevista, en la que en ningún momento vi la cara del que me entrevistó. ¿Sería él de verdad? (Esdras Arjona)

Cuando lo vi, me quedé impactado. La verdad es que no sabía qué hacer y rápido eché a correr, cogí un taxi y volví al hotel, pensando en qué podía estar sucediendo.

Mi mente seguía pensando que no era verdad, simplemente un sueño. Cuando llegué al hotel me metí en la habitación, me tumbé en la cama y me intenté dormir para que todo se pasase ya. Era difícil poder dormir, ya que no podía dejar de pensar en eso, pero al fin me quedé dormido.

Cuando me desperté y salí de la habitación no podía ser verdad... vi al fondo del pasillo otra vez la silueta, me metí en mi habitación y me pregunté: ¿Qué puede estar pasando? (Iván Bunescu)

Cogí mi ordenador y busqué información sobre el pueblo, su historia, noticias... No había gran cosa. Al cabo de unos minutos, decidí ir a buscar más información en la biblioteca local. Me armé de valor y salí. Al salir, la silueta ya no estaba, como era de prever. En el pueblo todo era muy sombrío y misterioso, aparte de que casi no había gente, las calles no tenían un nombre asignado por el que poderte guiar.

Cuando llegué a la biblioteca, después de un buen rato caminando, la recepcionista me preguntó con un tono borde y amenazador, qué es lo que venía a buscar, me guio, y cuando empecé a leer me di cuenta de una cosa espeluznante. (Sara Fernández)

La fábrica donde supuestamente yo iba a trabajar había sufrido un trágico accidente 15 años atrás, un incendio la destruyó. En los periódicos que encontré de esa época ponían que al jefe no le dio tiempo a salir, provocando su muerte. Estuve investigando sobre la fábrica, documentos, periódicos, fichas… Casualmente todos los jefes que habían dirigido la fábrica habían desaparecido, muerto o se habían despedido por razones que nadie sabía. (Lucía Jiménez)

Después de averiguar esto, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Me di cuenta de que mi contratación no había sido casualidad. Decidí seguir investigando y llegar hasta el fondo del asunto. Pasé todo el día en la biblioteca buscando algo que me pudiera ayudar. La bibliotecaria me avisó varias veces de que la biblioteca cerraba a las doce, y de que, si no salía a tiempo, ella cerraría y me dejaría ahí hasta mañana. Yo no la tomé en serio y seguí con mi investigación. De pronto encontré algo que me podía ayudar, o mejor dicho a alguien... El señor Barceló. Era un antiguo empleado y aún vivía en la ciudad. Mañana intentaría contactar con él. (Carla Navío)

No podía salir de la biblioteca, me había cerrado la puerta con llave. Estuve toda la noche leyendo unos de los libros y conseguí un número de teléfono, pero no tenía cobertura. Tuve que subir a la azotea. Cuando conseguí llamar, al principio nadie contestó y después de bastante tiempo intentándolo, alguien contestó. Era una voz grave y ronca, como la de una persona mayor. Estuvo un rato sin hablar, hasta que me indicó unas coordenadas. ¿Cuál será mi próximo destino? (Manuel Nogales)

No sabía por qué aquella misteriosa voz me dio esas coordenadas, pero algo en mi cabeza me decía que eran importantes. Colgó, dejándome con muchas dudas ¿Quién era? De repente oí el timbre de un teléfono, miré si era el mío, pero no era. Me percaté de que había otro teléfono debajo de mí, me agaché para cogerlo, y cuando mis dedos llegaron a rozarlo este dejó de sonar. En ese preciso momento, noté una respiración en mi nuca que heló mi sangre y no podía pensar con claridad. Esto solo podía significar una cosa... ¡Hay algo detrás de mí! Mi primer pensamiento fue: "CORRE", pero mis piernas no pensaban lo mismo que yo. Solo me quedaba una opción, girarme... (Irene de Paz)

En ese momento sentí un vacío en mi cuerpo, como si estuviera cayendo en un abismo. Y me desperté de forma repentina, estaba sudando y con el pulso acelerado. Miré el reloj y marcaba las cuatro de la mañana del día que tenía que viajar a Barcelona. Sentí una ola de tranquilidad al darme cuenta de que había sido un mal sueño, pero.... En el fondo, algo en mi interior me decía que esto solo era el principio. Intenté conciliar el sueño, pero me resultó imposible. Decidí hacer las maletas porque me esperaba un viaje muy largo a Barcelona y quería tener todo previsto para dar la mejor impresión en mi nueva empresa, sin embargo, esa voz en mi interior me decía que en este viaje correría peligro. (Laura Oliveros)

No podía estar pasando. Recuerdo despertarme de mi cabezadita a bordo del tren, el ruido de los ya de por sí pocos pasajeros me despertó, viendo que era mi parada me dispuse a bajar, y cuando estaba fuera no daba crédito a lo que veía. Era ya de noche, pero no una cualquiera, era una noche oscura y fría, la misma que la de mi sueño. Rápidamente intenté volver a meterme adentro del tren, para mi desgracia cuando me giré la silueta estaba sentada en el tren. ¿Qué haría? (Marcos Rodríguez).

Salí corriendo despavorido y me encontré con el revisor, que estaba pidiendo los billetes, se lo di y cuando me di la vuelta la sombra ya no estaba. Estaba confundido, así que decidí ir al baño a lavarme la cara ya que estaba confundido, pero cuando levanté la mirada me fijé en el espejo y sentí que me estaban mirando así que abrí la puerta del baño y... (Mario Rodríguez)

Y al fijarme en el reflejo del espejo, vi a la sombra por unos instantes pero, al darme la vuelta despavorido, ya no estaba. Salí rápidamente del baño con la intención de ir a la habitación del hotel, mientras en mi cabeza no paraba de pensar en lo que estaba sucediendo surgiendo muchas hipótesis sobre este tema. Pero finalmente, cuando llegué al hotel, me dirigí a pedirle la llave al recepcionista. Pero rápidamente se acercó un señor y me dijo.... (Juan Rosado)

Me dijo asustadamente que el edificio se estaba incendiando. Luego se fue transmitiendo lo que estaba pasando de persona en persona hasta que, decidí llamar a los bomberos. Sonó la alarma de incendios y toda la gente empezó a salir corriendo. Los bomberos estaban por llegar y pensé por qué tenía tanta mala suerte. Media hora después los bomberos ya habían apagado el incendio, y pensé dónde podría alojarme. Caminé y caminé por la ciudad y no encontraba ningún hotel hasta que… (Marcos Salmerón)

Hasta que de repente sonó mi móvil y procedí a contestar, era el mismo número que llamó en mi sueño cuando estaba atrapada en la biblioteca.

– ¿Diga…? – pregunté al aparato-, nadie respondió pero podía escuchar la respiración de aquel mismo hombre que por fin se dignó a hablar

– (41,384, 2,156)

Indicó las coordenadas de mi sueño y recordé que ese mismo punto estaba marcado en un mapa que vi en la biblioteca cuando investigaba acerca del pueblo. El hombre repitió añadiendo:

– (41,384, 2,156) 19:30

Seguidamente colgó. Algo me decía que el hombre quería que estuviera en ese punto a esa misma hora. Aunque tenía miedo allí estaría, pero antes tenía que encontrar un alojamiento. (Raquel Sánchez)

Después de estar unas cuantas horas divagando por las calles, encontré un alojamiento. Era una antigua casa la cual pertenecía a una anciana un tanto extraña, la verdad no tenía otra opción, porque cada vez se iba oscureciendo más. Cuando me dijo dónde estaba mi habitación me dispuse a subir, pero lo que vi al entrar me dejó helado. Era aquella sombra, estaba en una esquina al lado de un mueble que tenía un hermoso jarrón. No se me ocurrió otra cosa que gritar, lo que hizo que la anciana subiera a ver qué pasaba. Ya en mi habitación le conté todo, a lo que me contestó con un “Sígueme”. La seguí hasta una habitación oscura y fría, pero cuando encendió la luz me quedé petrificado con lo que vi… (Natalia Uría)

Era la imagen del diablo con unas velas alrededor, el diablo tenía unos ojos de fuego que parecían mirarme a cada paso que daba. Junto a la imagen había una mesa la cual cargaba encima un libro cuyo título era la Biblia satánica. Al parecer esta mujer practicaba el satanismo y por aquella razón había visto aquella sombra horrible en mi habitación. Aun así la mujer fue muy maja y respetuosa y me dejó seguir alojada en la habitación hasta que se dio cuenta de que ahí dentro yo estaba orando al mayor enemigo de Satanás, a Dios. Y fue cuando me... (Alejandro Aguilar)

Y fue cuando me dio un escalofrío, llamaron a la puerta dando 4 golpes repetitivos y muy fuertes. Cuando fui a abrir no había nadie hasta que noté un soplido en mi nuca, pensé que tenía la vieja ventana abierta, pero en ese momento la sombra estaba ahí. Grité como si me hubieran disparado el pecho, la anciana subió rápidamente para ver qué me pasaba y cuando parpadeé la sombra no estaba. La anciana estaba gritando mi nombre en la puerta, me sentó en mi cama, me preparó una sopa y le conté lo que había visto. Ya era tarde y tenía hambre, me empecé a tomar la sopa hasta que noté un extraño sabor. Empecé a remover la sopa con la cuchara y me encontré... (Daniel Morato)

Me encontré a la sombra atrapada en una joya de un color anaranjado que casi se confundía con la sopa. La sombra estaba casi tan asustada como yo, ambos queríamos salir del lugar en el que estábamos. La gota que colmó el vaso fue que la joya tenía grabado VIVIVI -que en números romanos significa: "666"-. Cuando acabé de descifrarlo apareció a mis espaldas... (Marcos Piñeiro)

Y de repente, a través del reflejo del cristal, veo a la señora con un cuchillo. ¡Me quería asesinar para un ritual satánico! Entonces corrí sin mirar atrás y cuando salí de la casa pedí un taxi. Le dije que me llevara lo más lejos posible, pero entonces miré mi bolsillo y ahí estaba la joya… (Álvaro Pozo)


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